Nacho Orviz desafía al Annapurna

El escalador buscará en la conocida como Diosa de las Cosechas el quinto 'ochomil' de su carrera montañera. El alpinista gijonés regresará en marzo al Himalaya para enfrentarse a una de las montañas más peligrosas del mundo.

La primavera le alcanzará ya cerca del Annapurna (8.091 metros de altitud sobre el nivel del mar), con la mente clavada en la montaña nepalí, donde tratará de sumar el quinto 'ochomil' de su cuaderno montañero. El alpinista y bombero gijonés Nacho Orviz idea ya estos días su próxima expedición al Himalaya, donde tiene pensado invertir dos meses, entre marzo y mayo, para tratar de domar, por la cara Norte, una de las montañas más peligrosas del planeta en compañía del equipo de Televisión Española 'Al Filo de lo Imposible' y la himalayista vasca Edurne Pasaban, que podría culminar en esa cumbre su carrera hacia los catorce 'ochomiles' del mundo.

El Annapurna -nombre en la desaparecida lengua sánscrita que la identifica como Diosa de las Cosechas- fue la primera de las catorce montañas de más de 8.000 metros de altitud visitada por el ser humano, hace justo sesenta años. Su conquista se remonta a junio de 1950, mes y año en el que pisaron su cumbre Maurice Herzog y Louis Lachenal, los avanzados de una expedición francesa integrada por ocho hombres.

Su elevada peligrosidad se justifica por su glaciar, el viento, las avalanchas y la verticalidad de sus paredes. Más de medio centenar de montañeros de todo el mundo se han dejado allí la vida, entre ellos el navarro Iñaki Ochoa de Olza, que tras haber coronado una docena de 'ochomiles' falleció en el Annapurna hace un par de años, a 7.400 metros, donde aún reposan su cuerpo.

Nacho Orviz resalta el hecho de que «este 'ochomil' es, con el Nanga Parbat, el que tiene el campo base a una cota más baja. Se suele montar un base avanzado o se sube directamente. Después se instalan otros tres, hasta el cuatro. Al estar bajo el base, hay una desnivel de casi 4.000 metros hasta la cumbre. Tiene zonas técnicas debido a su verticalidad, pero sobre todo se trata de una ruta con mucho hielo y un glaciar muy roto. Prácticamente no hay roca, es hielo en todas sus variantes».

Nacho afronta este reto en buen estado «físico y anímico», con el objetivo de añadir una nueva conquista de altura a su mochila. El Annapurna, si lo culmina con éxito, se sumaría en su cuaderno al Gasherbrum II (8.085 metros), el Makalu (8.463 metros), el Nanga Parbat (8.125 metros) y el Dhaulagiri (8.167 metros).

De Bilbao a Katmandú

El escalador asturiano iniciará el viaje el 18 de marzo, con un primer vuelo entre Bilbao y Múnich. Desde la ciudad alemana tomará otro avión con destino a Doha y en la capital qatarí proseguirá viaje aéreo hasta Katmandú. Destinará unos días a ultimar todo lo relativo a la logística en la capital del Nepal antes de viajar hacia Pokhara, donde comenzará la marcha de aproximación en compañía de los sherpas o porteadores y un cocinero. Alcanzarán el campo base del Annapurna, situado a 4.200 metros, tras una semana de senderismo entre arrozales, zona boscosa y un collado de nieve.

El himalayista apunta, como una de las novedades, que «esta vez viajo solo desde España y una vez que llegue al Nepal tengo la responsabilidad de supervisar todos los bidones de material y aprovisionamiento de la expedición». Su labor será ir equipando el campo base y los distintos campos de altura para agilizar la ascensión de Edurne, que previamente buscará la cumbre del Sisha Pangma tibetano (8.027metros). La guipuzcoana se halla inmersa en una frenética carrera para convertirse en la primera mujer del mundo que corona las catorce montañas más altas. Amenazan su récord la austriaca Gerlinde Kaltenbrunner y la surcoreana Oh Eun-Sun, las cuales ya han hoyado doce y trece 'ochomiles', respectivamente.

Nacho destaca la sintonía y el elevado nivel que hay en el grupo que compartirá la ascensión, del que también forman parte los vascos Álex Chicón y Asier Izaguirre, así como el catalán Ferrán Latorre. «Ya coincidí en el Himalaya con todos ellos. Hay buena relación y funcionamos bien juntos», asegura el 'ochomilista' asturiano, que remata estas semanas la preparación para su regreso al principal escenario del deporte de cumbres.