El Naranjo de Bulnes (en asturiano: Picu Urriellu) es un pico calcáreo de origen paleozoico situado en el Macizo Central de los Picos de Europa, en Asturias (España). Entre los habitantes de la zona es conocido como “Picu Urriellu”, denominación esta última derivada de la denominación del Macizo Central como “Los Urrieles”. Administrativamente el Naranjo de Bulnes se encuentra situado en el concejo asturiano de Cabrales y dentro del Parque nacional de los Picos de Europa.
La primera referencia escrita al “Picu Urriellu” como “Naranjo de Bulnes” se debe al ingeniero y geólogo alemán Guillermo Schulz que en 1855 editó el primer mapa topográfico y geológico de Asturias. En todo caso el origen de esta denominación no está claro, dado que los habitantes de la zona históricamente siempre se refirieron al Naranjo como “Picu Urriellu”, no siendo la denominación ni popular ni la tradicional. Tal vez sea debido al color anaranjado de la piedra caliza de la que está formado.
Tiene una altitud de 2.518 metros y aunque no se trata del pico más alto de la Cordillera Cantábrica, puede ser considerado como uno de sus picos más conocidos, así como una de las cumbres emblemáticas del alpinismo español. Especialmente por los 550 metros de pared vertical de su cara oeste. En su base se encuentra la Vega Urriellu un valle de origen glaciar cuaternario.
A pesar del carácter mítico y desafiante de esta cima de los Picos de Europa, con 2.518 metros de altura, su acceso a pie no es tan difícil como pudiera pensarse. Una de las travesías más clásicas para acercarse hasta sus inmediaciones, parte de la pequeña localidad asturiana de Sotres.
Si dejamos el coche aparcado en el propio Sotres hay que descender por la carretera y a la altura de una pronunciada curva, coger la pista que hacia la derecha conduce a Áliva. Enseguida se toma la desviación que, por la izquierda, se dirige a los invernales del Texu. Tras atravesar estas típicas cabañas ganaderas, y después de cruzar el río Duje por un rústico puente, la pista inicia la ascensión, por las invernales de Cabao, hacia el collado Pandébano. El camino se interna en un pequeño bosque de hayas, avellanos y fresnos que aparece flanqueado por las primeras estribaciones de la Peña de Maín y en el que todavía se puede escuchar el canto del mítico urogallo.
Una vez en Pandébano hay que ascender hacia la derecha a la búsqueda de la majada de La Tenerosa, desde donde se inicia el camino artificial que se dirige hacia la Vega de Urriello. La ancha senda, que está tallada en las duras calizas de montaña, atraviesa en diagonal las fuertes pendientes de la Cuesta Sierra por encima. De pronto y tras una cerrada curva se alcanza el Collado Vallejo. Al llegar a este mirador natural todos los esfuerzos quedan recompensados por sus espectaculares panorámicas. Desde el mismo collado se divisa en todo su esplendor el Pico Urriello que sobresale desafiante de las montañas que lo circundan. También es visible la Vega de Urriello, un antiguo valle glaciar esculpido por los hielos cuaternarios.
Tras atravesar el citado collado en línea recta —en esta zona son muy abundantes los saltarines rebecos— el camino penetra, tras superar un espolón rocoso, en la depresión del Jou Lluengo. La ascensión por las paredes de esta empinada canal es la más larga y penosa de todo el recorrido. Pero cuando se logran superar los repetidos y zigzagueantes requiebros de la senda, la recompensa no puede ser mejor: toda la Vega de Urriello con la mole del Naranco en primer término. Ya se puede tocar la añorada montaña y pronto se alcanza el refugio de montaña situado a sus pies.
El Pico Urriello es la cima más complicada e inaccesible de todos los Picos de Europa. Los primeros que hollaron su cima fueron dos montañeros,uno asturiano y otro Leones: Pedro Pidal, el famoso marqués de Villaviciosa, y Gregorio Pérez de Caín. Consiguieron su hazaña el 5 de agosto de 1904.