El Romanico Gijones
San Miguel de Dueñas (Bernueces)
Esparcidas por la bellísima campiña gijonesa, humildes y altivas a la vez,se encuentran una serie de iglesias románicas que han llegado a nosotros en distintos
grados de conservación primitiva y que, en general, presentan las características propias del románico popular: pequeño tamaño, nave única, modestia decorativa, sencilla estructura y ausencia de grandes repertorios iconográficos, que seducen al visitante por el encanto de su propia sencillez y por la perfecta integración en el marco natural que las acoge.Podemos comenzar nuestro itinerario en el único templo que se encuentra en el casco urbano de Gijón: la iglesia de San Andrés de Ceares. Se alza a la izquierda de la carretera que sale hacia Pola de Siero,justo en el alto de Ceares. Se trata de un edificio muy reformado, aunque conserva de su primitiva estructura románica su trazado de nave única y cabecera semicircular, precedida de un tramo recto. Presenta una portada de gran sencillez, sin más decoración que unas molduras lisas. En el ábside se abre una ventana bajo una arquivolta decorada en zigzag y sostenida por dos columnas con capiteles labrados con temas animales. En el interior, el arco de triunfo, ligeramente apuntado, se apoya solamente sobre capiteles, puesto que los fustes de las columnas han desaparecido. Están decorados con motivos vegetales y escenas de caza.
Se hace preciso volver a la ciudad para tomar la carretera de Villaviciosa y desviarse hasta Deva para visitar su iglesia de San Salvador.
La construcción
actual no permite recomponer la imagen del templo primitivo, del que sólo se conserva parte de una arquería, la lápida de consagración y un capitel de talla sumaria. Se trataba de una iglesia monástica, cuya fundación se remonta posiblemente al siglo XI, por lo que sería un templo de transición entre el último prerrománico y el románico más primitivo. Pero al margen de su interés artístico, esta iglesia ofrece al visitante el valor añadido de su situación en uno de los parajes rurales más hermosos de todo el concejo gijonés.
Continuando por la misma carretera, pasando Serantes,se llega a Santurio y, desde allí, siguiendo la dirección de Castiello de Bernueces, descendemos hasta alcanzar
la que es, tal vez, la manifestación más sugestiva del románico popular gijonés: San Miguel de Dueñas.
Esta encantadora iglesia, que se alza en medio de la hermosa campiña, en un paisaje de praderías y suaves ondulaciones, tiene en su humilde sencillez su mayor belleza. La restauración efectuada en 1967 no alteró su estructura primitiva, por lo que el visitante puede hacerse una idea cierta de lo que era un templo de carácter rural. Es un edificio de pequeñas dimensiones, con las características Iglesia de San Andrés. Ceares Iglesia de San Miguel de Dueñas. Castielloestructurales ya conocidas: nave única y ábside semicircular precedido de un tramo recto. La decoración escultórica se ciñe al arco de triunfo y, sobre todo,a la armoniosa ventana que se abre en el ábside, formada por dos columnillas con capiteles labrados con motivos vegetales, que sostienen una arquivolta con dientes de sierra sobre una línea de impostas igualmente decorada. A su lado,en perfecta armonía con la iglesia y con todo el entorno, se halla un antiguo lavadero junto a un gran laurel. La belleza del lugar, el sosiego que inspira el entorno y el propio interés artístico de la iglesia hacen de esta visita una de las más atractivas de todo el itinerario. Retrocedemos de nuevo haciaSanturio, dejamos a la derecha el conjunto hostelero de Las Peñas y seguimos la carretera que nos lleva a Caldones para detenernos en su iglesia parroquial de San Vicente. Las modificaciones sufridas la última tras su destrucción en 1936–, no nos han dejado más restos románicos que la portada, fielmente reconstruida. Se trata de un esquema sencillo, frecuentemente repetido dentro del románico rural: una arquivolta decorada con línea quebrada, bajo una moldura taqueada y sobre impostas con motivos circulares.
Los capiteles presentan someras representaciones de hojas lanceoladas entre
las que aparece esbozada alguna cabeza. Dejamos Caldones para incorporarnos a la carretera AS-248 en dirección a Pola de Siero. A poca distancia, en Fano, a la izquierda de la ruta y en la parte baja del pueblo, se encuentra otro de los hitos de nuestro itinerario: la iglesia de San Juan Evangelista. Hubo aquí un monasterio benedictino, del que sabemos que existía ya, al menos, a mediados del siglo XII, y de cuyo templo
conservamos la portada, situada hoy bajo un tosco tejado que la ha dañado sin
ninguna consideración. A pesar de su deterioro, aún puede advertirse que se
trata de una portada de cierta riqueza escultórica, relacionada con la cercana escuela de Villaviciosa y, por tanto, con el llamado románico culto. Tiene dos
arquivoltas lisas y otras dos decoradas en su totalidad; una con cuadrifolias en el frente y en el intradós, y otra con espirales en el frente y tréboles en el intradós. La línea exterior ajedrezada se apoya en un león y sobre una figura no reconocible a causa de su mal estado de conservación. Los capiteles presentan temas vegetales y, sobre todo, interesantes motivos zoomorfos y figuras humanas: animales enfrentados, monstruos, un hombre armado de palos y una escena de caza. Los fustes se dividen en dos partes mediante un bocel; los tres de la jamba izquierda y el central de la derecha parecen decorados en su mitad inferior con molduras en forma de sogueado, unas veces entrecruzado y otras lineal. El rromániico giijjonés Iglesia de San Vicente. Caldones Cabeza totémica Iglesia de Sta. Mª Magdalena. Ruedes Iglesia de San Juan Evangelista. Fano Iglesia de Sta. Mª de Leorio. La PedreraSeguimos adelante por la misma ruta y poco más allá, cerca del límite del concejo, atenderemos al indicador de Baldornón. La atípica figura de su iglesia parroquial de Santa Eulalia no responde en absoluto a su origen románico, del que apenas se conserva más que los capiteles del arco del ábside, tallados con motivos variados: volutas con palmeta y una cabeza monstruosa los del lado izquierdo, y hojas de palma y una figura humana muy deteriorada a la derecha. En la pared exterior del testero está empotrada una pequeña cabeza humana de procedencia discutida. Volvemos atrás por la carretera que nos trajo, la AS-248, hasta Granda, para desviarnos hacia Mareo y tomar allí la AS-246 en dirección a El Berrón. A pocos kilómetros veremos el desvío hacia Ruedes, donde se encuentra la iglesia de Santa María Magdalena. Diversas fuentes señalan la existencia en este lugar, en 1331, de una leprosería, de la que posiblemente este templo formara parte, aunque,evidentemente, su fundación es anterior. Hoy aparece tan desfigurado que de su origen románico apenas le queda más que la disposición en planta, con nave única y cabecera cuadrada, sin ningún elemento decorativo. Sin embargo, bien merece una visita por su espléndida situación en lo alto de una colina, desde la que se puede disfrutar de una gran panorámica de la campiña gijonesa. Bajamos de nuevo hasta Mareo y tomamos el desvío hacia La Pedrera para visitar su cementerio. En el centro se alza una iglesia, convertida en panteón, que reproduce el antiguo templo de Santa María de Leorio, de finales del siglo XI, y cuyos principales elementos artísticos fueron incorporados a ella. Se conservan la portada y el ábside semicircular. La portada, levemente apuntada, está formada por dos arquivoltas lisas, sobre capiteles decorados someramente con motivos vegetales. En el ábside se abre una saetera bajo arco de medio punto, flanqueada, por columnillas con capiteles labrados. Los canecillos presentan una somera talla con motivos geométricos.Muy próximo, rodeado de una gran cerca que delimita la finca, se encuentra el palacio de los Rodríguez Sanpedro, en uno de cuyos muros se ha empotrado
la portada de la que fue iglesia de San Juan Bautista, en Mieres. Fue trasladada aquí tras la destrucción, en 1927, de este templo románico del siglo XIII. De sus tres arquivoltas destaca la central, que presenta una serie de acusadas cabezas de pico mordiendo la moldura, un motivo de origen normando y relativamente frecuente en algunos talleres de la región. Las otras dos se decoran con líneas
paralelas en zigzag la exterior, y la interior con la arista tallada con sencillos florones que se prolongan a lo largo de las dos jambas. Tanto el guardapolvos como las impostas son ajedrezados. Los capiteles ostentan motivos vegetales.
Dejamos La Pedrera en dirección a Porceyo. Pasamos junto a naves industriales,
cruzamos, por debajo, la carretera de Oviedo, la AS-18, y pronto alcanzamos
el centro del pueblo. La iglesia de San Félix ya aparece citada en documentos
del siglo XI, pero la que hoy vemos está prácticamente reconstruida en su
totalidad. Queda como único resto románico su portada occidental, aunque oculta
bajo un aparatoso porche que dificulta su visión. Es de estructura sencilla, con
dos arquivoltas y dos capiteles labrados con talla escueta, que representa motivos
vegetales muy sumarios.
Nuestro próximo objetivo es Cenero. Para ello tomamos la dirección de Sotiello y aquí giramos a la izquierda. Pronto veremos, en una colina y al lado de un tejo centenario, la figura, tan familiar para tantos gijoneses, de la iglesia de San Juan Bautista. Se trata de un antiguo templo abacial, que aún sigue siendo conocido popularmente como la abadía. El edificio actual es el resultado de numerosas modificaciones que han alterado su estructura primitiva, tanto en planta como
en alzado, pero aún conserva importantes restos de su carácter románico, especialmente la portada y el arco de triunfo. La portada está formada por tres arquivoltas con molduras y un arco interior polilobulado, que se apoyan sobre capiteles labrados con temas animales y vegetales. Tanto la moldura exterior como la línea de impostas se decoran con ajedrezado. En el interior, el arco de triunfo aparece muy elevado y apuntado, con una arquivolta tallada en zigzag.
Los capiteles repiten los motivos de la portada. A ambos lados se abren dos
pequeñas capillas que ahora ejercen más bien de hornacinas. Las sucesivas
modificaciones han respetado las dimensiones de la nave, que con sus 17 m de
longitud convierten esta iglesia en la mayor de todo el románico gijonés. Y una
vez más, al margen de los evidentes valores históricos y artísticos del templo,
tenemos ante nosotros un hermoso rincón natural, al que se le añade un componente popular y festivo muy enraizado en la tradición gijonesa. No en vano la romería de la
Abadía es una de las más concurridas de todas las que se celebran en nuestro
concejo. La última parada de este itinerario por el románico gijonés es Serín. Para llegar
allí cruzaremos el polígono industrial de Somonte, pasaremos por debajo de la autopista A-8 y seguiremos la carretera que corre paralela a ella hasta nuestro destino. La iglesia parroquial de San Miguel se encuentra también muy modificada en cuanto a sus elementos
arquitectónicos, pero a cambio presenta el que es posiblemente el conjunto de
decoración escultórica de más calidad de todas las del concejo. Las tres arquivoltas
de la portada se decoran con motivos habituales: líneas quebradas, bolas y
picos, pero los capiteles ofrecen una temática de mayor calado iconográfico.
Son representaciones zoomórficas, frecuentes en el bestiario medieval, que se
relacionan con el mundo infernal y que representan los vicios y sus castigos:
pájaros que pican, animales con rostro humano, monstruos barbados de cuyas
bocas salen otros animales, máscaras, etc. En el interior, el arco de triunfo
presenta igualmente arquivoltas y capiteles con talla de gran calidad y con una
temática similar.En conjunto, este paseo por el románico gijonés permite al visitante, no sólo disfrutar de su campiña, sino entregarse a la seducción de una época que sigue
presente en nuestro concejo con sus humildes manifestaciones para todo el que
quiera buscarla.
Informacion:/www.gijon.info